jueves, 11 de septiembre de 2008

La historia de mi llegada.

Nací un 10 de Abril, muy tarde y lo primero que escuché fuera de la pancita de mi mami fue un grito diciendo "Mi bebeeeeee" "Mi amoooor", cuando escuché eso supe que era mi mamá por eso no lloré. Me colocaron en su pecho y senti seguridad y un calor especial acompañado de unas caricias. Me mantuvieron alejda de ella por unos minutos, tenían que limpiarme bien, cuando terminaron de asearme me colocaron en un cunero y me llevaron hacia una habitación con muchos bebes acompañados de sus mamis. Yo me mantenía con los ojitos cerraditos, pero sentía que alguien me miraba fijamente y con ternura y no me quitaba los ojos de encima. Sabía, nuevamente, que era mi mamá. Hasta que una enfermera me cargó y me llevó hasta donde estaba mi mami; sentía su olor, escuchaba su voz que tiernamente me decía "Hola mi amor" y colocó su seno en mi boca, yo no sabía como mamar, pero ella, a pesar del dolor, tuvo paciencia para enseñarme, es lo primero que aprendí y lo que me mantiene sana hasta ahora. Después de eso nos volvieron a separar. No sé lo que pasó con mi mamá en el tiempo que no estuve con ella, preferí dormir hasta que me llevaron con ella. Estaba en una habitación, sola, acostada en la cama, con la luz muy tenue. Se puso a un costado de la cama, tanto asi que la vi al filo de la cama, con su mirada en mí, acariciandome y diciéndome lo mucho que me amaba. Sé que mi mami no podía dormir, por temor de que me pasara algo así estuvieramos juntas en la cama. Cuando amaneció, llegaron mis tías con un arreglo floral para nosotras, era de mi papi, que no pudo entrar con ellas porque no era la hora de visita, y es que mis tías se las ingeniaron para entrar. Cuando mi papá llego no podía creer que yo era creación suya, reconocí su voz y me sentí mas que protegida y segura, pues tenía a mi lado a las dos personas que velarían por mi el resto de mi vida. La siguiente voz fue la de mi madrina, aquella voz que me decía "Ahijada, ¿que se te antoja, que quieres comer ? ". Luego la de mis abuelitos, aquellos con los que sonrío apenas los veo y que por cierto me vana dar los buenos días todos los días antes de empezar con sus labores. Me siento muy segura con la familia que me tocó, pues se preocupan por mi y me quieren mucho. Sólo puedo decirles a todos que mis papis me enseñaran a respetarlos y yo voy a quererlos muchísimo.


Atte.
**Luciana**